En un mundo donde la infoxicación es tendencia, los consumidores se encuentran en una dinámica cada vez mayor de negarse a dar sus datos personales. Esto conlleva que a las agencias inmobiliarias les es cada vez más difícil obtener los datos concretos de posibles compradores o arrendatarios de un inmueble.
Los consumidores además perciben que durante los últimos tiempos, sobre todo desde la irrupción de la web 2.0, las empresas están empezando a ser muy laxas en su política de privacidad, estando algunas de ellas incluso fuera de la ley al solicitar datos que podrían ser sensibles.
Para evitar que la confianza de un posible cliente se vea deteriorada, debemos:
- Cumplir a rajatabla el reglamento General de Protección de Datos de la UE que entrará en vigor en Mayo de 2018, del que hay abundante información en Internet, y gracias al cual se espera multar a numerosas empresas que no lleven unas buenas prácticas con la protección de los datos de sus clientes.
- Comprobar que en nuestra web alertamos en todo momento de quién es el dueño de los datos que nuestros posibles clientes están dejándonos, y poner claramente que no haremos uso de esos datos para suministrarlos a terceros.
- Hacer fácil que un cliente puede suscribirse o desuscribirse de nuestro servicio de boletines electrónicos.
- Cuando tomamos los datos por teléfono, asegurarle sobre la marcha que esos datos son confidenciales y que no se hará un uso comercial a terceros con ellos.
- Premiar regularmente la confianza de un posible cliente con algún regalo o sorteo, para que a la vez el posible cliente nos deje más datos, también se lleve un buen recuerdo de nuestra agencia. En este caso, una estrategia de inbound marketing puede venir bien.
- Por último, debemos siempre, en la medida de lo posible, si el cliente nos ha solicitado más info, identificarnos y explicar de forma breve en dónde estamos almacenando sus datos.